Y dónde pues quedó la diplomacia, el respeto, el decoro? Y hablo de una de las áreas más sensibles en donde el manejo de las palabras, el cuidado de los conceptos, la posición ideológica deben ser precisas y sin equívocos. Los acuerdos a espaldas del pueblo de México solicitados por Ebrard y desnudados públicamente por Pompeo han subido al ring a un secretario de Estado y a una embajadora de mérito y carrera.
Todo inició cuando la ex embajadora confirmó lo dicho por Pompeo sobre Ebrard el proyecto migratorio, “Quédate en México”. Y no sólo por Pompeo sino que ya en dos ocasiones Donald Trump se ha mofado del canciller mexicano por sumisa conducta. “Hay que ver cuáles eran las ambiciones personales de Ebrard” y “para mí esto fue una traición a los principios que siempre México había mantenido en materia de migración”, expresó la embajadora Bárcena en entrevista con León Krauze y añadió: “Simplemente ratifico que siempre se me engañó y que se me engañó en el sentido de no decirme que esto había sido un acuerdo, una negociación entre Ebrard y Pompeo y Nielsen”.
Ebrard descalificó a nuestra embajadora removiéndola del cargo y nombrando a un inexperto en la materia como Esteban Moctezuma Barragán que ingresó a la política luego de ser empleado de Salinas Pliego en Fundación Azteca. Revisando la biografía de Moctezuma Barragán en ningún momento se menciona su experiencia diplomática, veamos: secretario de gobernación con Zedillo, senador, Secretario de Desarrollo Social también con Zedillo, secretario general del PRI con Dulce María Sauri, Secretario de Educación Pública con Amlo y ahora Embajador por designación, no por mérito.
Ese extraño movimiento se suma a una serie de cargos ofertados como factura política o de amistad por el canciller como el consulado en Turquía con Isabel Arvide, la embajada en España con Quirino Ordaz, un consulado para la hermana de Ricardo Monreal en Estados Unidos, la embajada en el Vaticano para el cronista Alberto Barranco, Jesusa Rodríguez propuesta para la embajada áen Panamá y otros asuntos igualmente graves como ofrecer asilo político a Evo Morales, al peruano Pedro Castillo, a Julián Assange o aplaudir la entrega de la condecoración más alta que México otorga a un extranjero como fue al presidente cubano.
Ebrard no se ha opuesto a la confrontación de México con la OEA ni contravino el boicot a la cumbre de las Américas. Y estos asuntos en verdad si merecen una franca explicación, una que merece la nación como cuando se autoexilio en Francia ante el temor de una ejecución penal en su contra por las irregularidades en la Línea Dorada del Metro o cuando fue Secretario de Seguridad en la capital y lincharon a agentes federales en Tláhuac. Por cierto el testigo “El Rey” Zambada en el juicio contra Genaro García Luna declaró una entrega mensual de 300 mil dólares a autoridades del gobierno capitalino afirmando que las negociaciones eran con la Secretaria de Seguridad y el Cartel de Sinaloa en el 2008 cuando Amlo era jefe de gobierno y Ebrard el jefe de la Policía.
Hoy la disputa con la embajadora Bárcena deja un aliento de mentiras además de que el canciller calificó de ingrata, rencorosa y obsesiva a Bárcena por criticar con presuntas falsedades los acuerdos migratorios entre México y EU. Y repito, dónde quedó la diplomacia? Hoy se usa la tribuna de las mañaneras para elevar descalificativos en vez de aclarar con firmeza la debilidad y pifias cometidas en esta administración en materia de Relaciones Exteriores. Evidentemente un precandidato a la presidencia estimulado por el Ejecutivo no pide ni debe someterse a ruindades y discursos de baja monta para desprestigiar, más no defenderse o explicar, lo que se dice de él ni solamente aquí sino en el extranjero y por funcionarios poderosos.
Cuál fue la verdadera razón de haber retirado de la embajada en Washington a una de las diplomáticas más reconocidas por su limpio y experimentado historial y haber colocado a un improvisado al igual que en el consulado de Turquía en donde los escándalos han llevado a Isabel Arvide a confrontar públicamente a Ebrard incluso con sus preferencias sexuales?. Se nos deben muchas explicaciones y cómo lo he referido también, Ricardo Monreal y el Senado, no han actuado como un poder de la nación, sino como un cómplice a modo para cumplir los caprichos y facturas políticas de la 4aT en materia de Relaciones Internacionales.