Nada de avances en el caso del atentado contra Ciro Gómez Leyva quien fue agredido con arma de fuego mientras se transportaba de regreso de su otro trabajo a su casa el pasado 15 de diciembre de 2022. A pesar de las aprehensiones a dos meses del evento no hay información sobre quién dio la orden a la “célula de ejecución”. Es decir, el autor intelectual. Hay 12 personas detenidas, uno de ellos quien disparó contra el periodista.
Se logró la vinculación a proceso de las 12 personas, pero a ninguna se le ha acusado de homicidio en grado de tentativa. Fueron señalados por posesión de armas o de drogas. Como sea hay un inconveniente tortuguismo que manifiesta o torpeza de las autoridades o más grave aún, complicidad. El abogado de los inculpados informó que se interrogó de manera extrajudicial a Cinthia N, pareja sentimental de Pool Pedro, en el reclusorio por policías de la Ciudad de México en presencia de la directora del penal.
Hasta el momento los involucrados niegan pertenecer a una célula criminal. Lo extraño es que los abogados que representan a Ciro han confesado la serie de dificultades para acceder a las carpetas de investigación y para que les entreguen documentos del caso. Este atentado no es ni un incidente aislado ni motivo de vandalismo callejero. Representa el nivel de violencia en el país, la impunidad con que se mueven los sicarios y la indefensión de la ciudadanía ante un gobierno exageradamente complaciente con los delincuentes.
Ciro salvó la vida pero muchos otros colegas han terminado en salas funerarias sin una intervención obligada de las autoridades. Sus nombres quedan como marca de un país que hoy registra asesinatos cotidianos en número creciente. Y preguntamos, hasta cuándo la supuesta eficiencia que presume el actual gobierno y sus precandidatos a la presidencia que son corresponsables de la fractura social que vivimos.