He sostenido que uno de los errores primordiales de AMLO es haber desatado, destapado, tan temprano la sucesión presidencial. Hoy es evidente que la guerra política al interior de Morena produce no raspones sino heridas. El pasado miércoles 1 de marzo, la senadora Malú Micher, el diputado federal Emmanuel Reyes, y el militante Carlos Palacios, interpusieron una queja contra Claudia Sheinbaum ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del Partido.
El señalamiento consistió en desnudar un presunto uso de recursos de programas sociales para promocionar a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum suma poco más de dos allá sumida en un momento político muy delicado el rechazo social es cada día más evidente. Ebrard ya se está curando en salud y trata de explicar que la culpa de la corrupción y de las tragedias en el Metro no son su responsabilidad. Argumenta que él escogió a los mejores para el proyecto y si algo falló fue por ellos. Entonces nos preguntamos por qué se autoexilio ante la advertencia de Joel Ortega presentaría documento y pruebas que lo podrían llevar a él y a Mario Delgado a la cárcel? Que sabrá Ebrard que lanza un llamado de atención a su cómplice político Mario Delgado para que, como dirigente de Morena, publique una convocatoria del proceso de selección de candidato rumbo a al 2024.
Ya he escrito sobre la dupla Ebrard/Monreal que buscarán fórmulas seguras fuera de Morena para uno, buscar la presidencial y el otro, la jefatura de gobierno de la CDMX. Ambos personajes inician la etapa de rebeldía ante Amlo y Ebrard no está dispuesto a repetir la historia con Manuel Camacho y Luis Donaldo Colosio Murrieta. La factura de apoyar a AMLO por dos décadas no piensa pagarla con una claudicación y menos con exponerse a la escenografía de una “encuesta” para que al final el tabasqueño imponga a quien su gana le dé.
“Lo que estamos pidiendo a nuestro partido es de que ya saque la convocatoria porque el pueblo no sabe”, sentenció Ebrard. Y al parecer está determinación y ajuste político no lo consulto ni lo autorizó Palacio Nacional. AMLO sabe que Sheinbaum no es garantía de triunfo, a Marcelo lo ve como un animal político peligroso y a Adán Augusto como un incondicional dispuesto a proteger al tabasqueño. Sin embargo ni solo es el asunto del Metro, hay en Ebrard y Sheinbaum pendientes que ni se olvidan como en el caso del canciller los linchamientos en Tláhuac y en el archivo de Sheinbaum el derrumbe del Colegio Rebsamen. Así que las “corcholatas” empezarán a apretar los tiempos y a darle la espalda al inquilino de Palacio que como dicta la costumbre sexenal, se va quedando abandonado.