Vi y escuché la lamentable defensa que hizo AMLO de sus hijos en la mañanera y me despertó muchas inquietudes. El enfatiza que sus hijos no son corruptos cuando se han evidenciado eventos y hechos que lo contradicen. Uso de recursos públicos como en el caso de médicos y medicamentos especializados durante la pandemia o las camionetas y personal de seguridad que los acompañan en sus lujosos viajes incluso en el extranjero. Sabe el presidente, y por ello está molesto qué hay y habrá más información al respecto incluso en carpetas de investigación en Estados Unidos en donde hay pruebas de que José Ramón mintió a las autoridades de aquella nación en un ejercicio indebido de actividades lucrativas.
Amlo señala que no se vale ir al domicilio de su hijo y para defender su posición dijo que no sería correcto que se presentaran así a los domicilios de periodistas conocidos y ofreció nombres. Pues él ha expuesto a esos mismos comunicadores al dar a conocer sus supuestas propiedades, ingresos profesionales y avalúos, violando la protección de datos personales. Señala el mandatario que como “mercenario” y miembros del “hampa” Carlos Loret debería de acudir a la Fiscalía a presentar denuncias y pregunto, porque ante tantas acusaciones públicas, y aún más graves y sin pruebas, amlo no lo hace? Si no cae an difamaciones y tiene datos contundes debería ejercer su derecho de presentarse en la fiscalía y solicitar acción de las autoridades.
Por qué no lo hace y exige que otros lo hagan?. Sin confirmar habla de un número de propiedades de Loret en la zona más exclusiva. Dijo que solo con el mantenimiento de un departamento en Rubén Dario equivaldría a un mes de su salario como presidente, asunto especulativo y falso. Lo que no entiende el presidente es que lo adquirido por Loret, López Dóriga y otros mencionados no ha sido de las arcas de la nación, de nóminas oficiales ni de manejo de recursos como Pio López Obrador que su hermano justificó por ser “aportaciones “ al movimiento. Quiere el presidente hacer un cambalache de propiedades con Loret y burlonamente señala que de quedarse con una de estas le llamaría “el carajo”.
Ese es el nivel de Amlo, a su casa llamarle “la. chingada” y de apropiarse de otra propiedad llamarla “el carajo”. El presidente no explica por qué a Andy le dicen el facturero. En CFE y en PEMEX si saben. Dice el presidente que no debemos quejarnos porque 100 millones de pesos “no son nada”, por eso permite que a los trabajadores de las dependencias federales les arrebaten el famoso diezmo. No acaba Amlo de dar cuentas por los suntuosos viajes de su secretario de la Defensa cuando le explota el comportamiento de José Ramón y de Andrés nuevamente justificándolos porque son ataques de “los conservadores” pero no informa a que se dedican y de que viven para mantener sus lujos, lo mismo que con Gonzalo y Jesús Ernesto que se pasan lo mismo en Estados Unidos que en Gran Bretaña. El presidente está entrampado y enojado. La dinamita le está estallando en su propio “departamentito” (Palacio Nacional). y esto no es nada cómodo para quien flota en el mar de una supedita honestidad.