Los procesos, digamos tradicionales para buscar la presidencia del país se han trastocado y en mucho debilitado. Esa gama de experiencia, esa preparación que venía desde las aulas y más tarde en una suma y acumulación de aprendizajes con grandes hombres en instituciones sólidas podría afirmar se ha perdido. Los payasos, improvisados, arribistas, vedettes, merolicos, futbolistas, actores, cómicos, familiares y hasta perseguidos por la justicia son los que invaden los espacios públicos y de mando o decisión. Todos son favorecidos por una maquinaria de comercialización absurda, ganan por aparecer en bardas, hoy por el uso y abuso en redes.
Se colocan en negociaciones oscuras de impunidad. Se perfilan de acuerdo al número de acarreados o votos prometidos. Son protegidos hasta por preferencia de género o por pagar cuotas políticas o asunto de cuates. Las selfies son sus favoritas para conmover y convencer. Ya no buscan sentarse a dialogar y aprender de prohombres, de gente culta. Hoy se da tiempo a la nación a quienes la lectura y menos la cultura les ha favorecido. Son contratados para difamar y atacar a figuras públicas reconocidas, así de plumazo, porque para ellos: mienten.
Los errores, las tragedias, defraudaciones, abusos e irregularidades son solapadas y hasta aludidas premiando a muchos con posiciones dentro de la nómina para que en semanas se crean presidenciables. Sobreviven y apantallan por estridentes, gritones y mentirosos no por talentos, habilidades o compromisos. La zona de privilegio era la secretaria de gobernación porque desde ahi el titular de la dependencia se metía hasta los intestinos de la política, de las disposiciones públicas en beneficio de la gente, el trato era directo con la presidencia, con los partidos políticos, con el empresariado y los clérigos, con el ejército, se aprendía entonces a gobernar.
Pero en esencia el gabinete era escuela. Veamos: Miguel Alemán salió Gobernación al igual que Adolfo Ruiz Cortines. Adolfo López Mateos estaba al frente de la secretaria del Trabajo, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría eran de la secretaría de Gobernación. Como candidato único y son opositores José López Portillo fungía como secretario de Hacienda. Miguel de la Madrid era secretario de Programación y Presupuesto al igual que Carlos Salinas de Gortari.
Ernesto Zedillo de Educación Pública fue impuesto candidato luego del crimen Luis Donaldo Colosio. Meses antes del dos mil se rompe la inercia y llega Vicente Fox, no siendo príista y si gobernador de Guanajuato. Otro panista, Felipe Calderón arriba desde la secretaría de Energía. Enrique Peña Nieto se promueve desde la gubernatura del Estado de México y Andrés Manuel López Obrador sin cargo, dice que sin sueldo, por ser activista y ni siquiera gobernador de Tabasco gana las elecciones luego de autoproclamarse “presidente legitimo. Amlo ha roto todos los esquemas: buscado irse colocando, trepando y ganando terreno desde diferentes partidos a los que fue traicionando.
Es una figura que pone y quita candidatos y gobernantes por impulso, capricho o conveniencia, ejemplos?, Iztapalapa en mitin callejero “ahh cómo te llamas? Juanito? El es el candidato!”; tú no Félix Salgado va tu hija; manden a Jesusa a Panamá, o a Quirino a España, dejen pasar a Manuel Velasco, que Alfredo no se meta en la elección, no quiero a Piña en el poder judicial, que quiten a los del INE, que ni entre Xóchitl ni Lilly, hagan espacio diplomático a Esteban el me ayudó a drenar los ánimos cuando se tomaron los pozos petroleros y fue quien desde gobernación pidió la cabeza de Roberto Madrazo, y finalmente ahí están las corcholatas…
Solamente la izquierda en este país ha permitido la constante ambición de llegar como sea: Cuauhtémoc Cardenas en tres ocasiones y el propio amlo. Además hoy el impulso para elegir, no al mejor, sino al más visible, son las encuestas así de superficial y tenue es el proceso. El aplausometro, asamblea a mano alzada o encuestas amañadas con preguntas inducidas son la forma de llevar a un político a la silla presidencial. Hoy sabremos quién es más apto: el que le toca cocinar los huevos los fines de semana, la que anda enamorada o el que inaugura estadios de béisbol.