Cada día se nutren más las sospechas de que el proceso electoral 2024 estará viciado y doy argumentos: Amlo nunca ha reconocido una derrota. Siempre al grito de fraude “voto por voto, casilla por casilla” ha alimentado la idea de que “la mafia en el poder” le ha arrebatado las victorias. Muchos creen que ya en el poder absoluto jamás entregará la presidencia a “los conservadores” o a los corruptos del “PRIAN”. Además ante la insistencia de que no habrá dedazo, es marcadamente abierta su intervención en las decisiones electorales destapando a sus “corcholatas”, afirmando que Xóchitl es la candidata de Claudio X. González, defendiendo a Ebrard, imponiendo a Sheinbaum y atacando al INE y al INAI.
Los extrañamientos de las autoridades electorales hacia el presidente dejan huella de su injerencia. Si Amlo ha descalificado los resultados electorales en Perú, por qué no hacerlo en Mexico?. Por otro lado morenistas, incluso, han denunciado desvíos millonarios de la Secretaría del Bienestar hacia Sheinbaum, asunto que incluso desnudó Ebrard y nunca han llegado las sanciones tratándose de ilícitos y uso indebido de recursos públicos. Del otro lado, el Frente Amplio por México está integrado por el PAN, PRD y PRI. Se impulsó debido a la intervención de la sociedad civil y la exigencia de impulsar una especie de elección primaria para determinar a quien definiría la construcción del FAM. Entonces se conformó una alianza entre los partidos y la sociedad civil con el propósito de promover la participación ciudadana organizada como oposición. Esto ha logrado arrebatarle la agenda política y electoral a al presidente y ha disminuido la fuerza de sus «corcholatas» sumado a que Amlo se ha visto obligado a responder señalamientos de irregularidades de sus propios hijos y familiares. Todo esto en conjunto ha generado una ciudadanización de la política aún más fuerte que cuando se constituyó al IFE.
Hasta este momento el 2024 se definirá por la participación cívica en las urnas y desechar por completo el abstencionismo. Pero queda pendiente un par de rubros muy preocupantes: la intervención del crimen organizado eligiendo personajes por asesinato a voto (incluyendo la presunta participación de migrantes ilegales enviados desde Venezuela, Cuba y Nicaragua), hasta el financiamiento de Estados gobernador por Morena hacia la “corcholata” aspirante. Los recursos estatales para ello va desde el despido de fondos, programas asistencialistas y acarreo a actos masivos. Todo lo aquí expuesto propone un atascadero que puede contaminar y en serio al 2024 incluyendo la posibilidad, ya lo ha expresado, de un atentado a la seguridad de los contendientes.