La tendencia es llevarnos a la izquierda radical y la de un comunismo añejo, anacrónico y obsoleto. La inclinación del presidente y otros personajes como Yeidckol o Fernández Noroña nos hacen evidente la relación con regímenes que nacen de una supuesta revolución para luego convertirse en dictaduras. A mediados de los años ochenta, Mexico buscó formas distintas de participar de la dinámica de los países industrializados, los que pretenden al llamado primer mundo. Ingresamos al GATT, se promovieron reformas estructurales en materia económica y se negociaron acuerdos comerciales de envergadura a través del TLC con Estados Unidos y Canadá.
Entonces la política era atacada llamándola “neoliberalismo” pero lo cierto es que nuestro país era considerado entre las élites más importantes del mundo y nuestro valor se crecía en los foros más intensos. Se impulsó entonces una industria manufacturera de exportación competitiva, se abrieron fronteras a los productos
mexicanos. Ingresamos a la OCDE, con el impulso de José Angel Gurría, tomaba fuerza activa la iniciativa privada, ingresaba la inversión extranjera directa y había una marcada estabilidad.
A finales de siglo, México se había convertido en mero observador del Movimiento de Países No Alineados (parte del Grupo de los 77 en la ONU), y fue activo con la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados o con la Conferencia Norte-Sur de Cancún. El servicio exterior mexicano era ejemplo, era respetado y se escuchaba. Intentábamos alejarnos del llamado Tercer Mundo. Hoy la sombra del antagonismo, la confrontación y el pleito innecesario nos hacen retroceder pasos importantes.
México se aleja de sus socios y se alía con los países más conflictivos y muchos de ellos pobres. Su democracia la sustentan abusando de las clases marginadas y sometiendo a la población a reglas castrenses. Los acuerdos de cooperación vitales son erosionados por discursos y planteamientos absurdos, desde calificar a
otros pueblos de “invasores” o determinar a apoyos abiertos a Rusia, Venezuela o Cuba. Para el gobierno ver hacia el norte ya no es importante.
México se incorpora, fue aceptado en La Habana como miembro del nuevo bloque comunista mundial. El Grupo de los 77 y China aprobó por aclamación la incorporación de nuestro país. Hasta el momento no han desmentido oficialmente y si un extraño silencio del Senado de la República. De igual forma preocupa que el gobierno de México (aunque consistentemente lo niega) ha permitido la operación de satélites rusos que de acuerdo a instituciones de inteligencia estadounidense promoverán acciones de espionaje contra el bloque norteamericano. Por si fuera poco se filtra la información de la compra de 24 aviones de combate de alta tecnología rusos (Mig 35), armados y ensamblados en ese país y que serán entregados en Salina Cruz, Oaxaca. Todo esto incluye el adiestramiento en tecnología aéreo espacial con vínculos con Venezuela y la muy probable visita de submarinos y porta aviones rusos en aguas mexicanas justificando un intercambio bilateral de adiestramiento.