Este miércoles tuve la oportunidad de asistir a la inauguración de la Biblioteca Miguel De La Madrid en la emblemática e histórica la Antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia. Un ambiente universitario, cargado de historia, con una convivencia plural y culta. Sin discriminación alguna, con amplia pluralidad, como caracteriza a la Máxima Casa de Estudios el evento fue enaltecido con el Rector Leonardo Lomelí, el director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras, Enrique y Margarita de la Madrid Cordero.
Lo más rico y nutrido de la Facultad de Derecho fue testigo de la donación de 13 mil volúmenes que debo decir aprecié en la casa del expresidente De La Madrid una interesante tarde que conversé con él en su casa de Coyoacán a razón de la publicación de mi libro “Todos Somos el Presidente”. Ahí charlamos largo mientras él disfrutaba su mecedora y su cigarrillo. Esos libros tienen su nueva residencia para convertirse en “un referente para la investigación académica, un punto neurálgico para el aprendizaje y de encuentro de estudiantes, investigadores y todos aquellos apasionados por el conocimiento en diversas áreas” de acuerdo a lo expresado por el Rector Lomelí.
Resulta estimulante apreciar al Rector Lomelí mostrar pública y abiertamente su reconocimiento y gratitud a la persona y gestión del Doctor Enrique Graue. Es un ejercicio de bondad, honor, respeto y alta investidura. En un magnífico discurso Raúl Contreras Bustamante hizo un recuento histórico del recinto y de importancia de que sea la UNAM la recipendaria de tan valioso aportación literaria. El director de la Facultad de Derecho fue enfático en la defensa a la autonomía universitaria con clase, como es su sello, Enrique de la Madrid fue determinante en señalar la necesidad de una buena educación para cimentar el futuro.
Hoy, lamento, el serio retroceso en la materia. Dijo: México necesita del talento de las y los abogados para fortalecer la cultura de la legalidad y el Estado de derecho”. Los tres ofrecieron un digno reconocimiento a la gestión del ex rector Enrique Graue y al arquitecto Xavier Cortés Rocha, encargado de la renovación de la Antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia. Una estampa digna de hombres de honor. El tono de los discursos correspondió a la brillantez de sus exponentes mostrando amplio conocimiento de la historia, del ejercicio público del expresidente De La Madrid, de la fortaleza de la UNAM y la enorme responsabilidad de la misión universitaria.
Frases articuladas, pensamientos claros, definiciones de lujo, como saben expresarse los universitarios. En contraoferta, a unos metros de ahí, un sitiado Palacio Nacional, protegido por vallas, custodiado por soldados y con las puertas y accesos cerrados. Ahí en ese recinto por la mañana el arrebato y la mentira presidencial contra una reportera por no aceptar su fracaso en materia de seguridad, la amplia violencia en el país y el creciente número de asesinados. La gente puede caminar en la CDMX porque es “muy segura”, eso no pasaba antes, aseguró Amlo, luego de afirmar que “millones de mexicanos sostienen que estamos mejor”. Dos México distintos, diametralmente diferentes, con proyectos antagónicos. Pero sabemos cuál vale y al que hay que defender.