Todo país que pretenda un futuro cierto debe apostar a la educación, esto considera a la investigación, la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, cómo se lograron las vacunas anti COVID, de qué manera se elabora un reglamento de construcción, cómo se planea un aeropuerto, cuál es la operación de una refinería, las estrategias para combatir al cambio climático y buscar alternativas ambientales sanas, en fin, en toda acción humana la preparación es fundamental. Sin el uso de la ciencia y la tecnología el presidente no podría ser atendido de emergencia por sus afectaciones cardíacas. Entonces por qué Amlo emitió un nuevo decreto por el que se expide el Reglamento Interior del Consejo de Salubridad General?.
Me explico, esta disposición pretende, entre otras cosas, que todas las decisiones en materia de salud sean tomadas por el gobierno federal, sin tomar en cuenta las opiniones o consejo de especialistas, investigadores, académicos y científicos, incluyendo a la UNAM. Es decir, como en Cuba, centralizar al sector salud y ponerlo en manos de políticos oportunistas, ignorantes y corruptos moralmente como el señor López Gatell. Anula entonces la posibilidad de contar con la experiencia de los titulares, directores y/o representantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Politécnico Nacional, Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior y la Academia Mexicana de Pediatría A. C. ( nos gustaría saber la opinión de Juan Ramón de la Fuente).
Lejos de pretender suponer que el país saldrá adelante con un tren turístico mal planeado y caro, la convocatoria estaría obligada a promover la actividad de los académicos más sobresalientes y lograr que los centros educativos se multipliquen en todo el territorio nacional. Edificar universidades y escuelas técnicas lo mismo en el norte que en el sur y entonces tejer una red de jóvenes capacitados sin la necesidad de abandonar su zona de origen para buscar educación. El adiestramiento buscaría que por zonas el desarrollo sea evidente.
Lograr mejorar la eficiencia alimentaria, desafiar la energía de los océanos y vientos, generar vida en los desiertos, proteger e incrementar la fauna y selva en el sureste, construir almacenes de agua de lluvia, potencializar las labores de protección civil en zonas de riesgo, eliminar el analfabetismo, crecer el civismo y combatir la corrupción administrativa y política, despertar el ánimo por el deporte y la música. Asomarnos al infinito espacial y sumergirnos en lo hondo de los mares, explorar los conos volcánicos y las cuevas subterráneas, defender las joyas arqueológicas y equilibrar a la densidad humana creando ciudades sin anarquía.
En todo esto está la educación, ni en pensar que los pobladores de Acapulco serán felices esta Navidad porque en un sobrevuelo Amlo vio foquitos encendidos. La salud es un elemento vital, garantizado por la Carta Magna, que dispone de recursos públicos para el abasto y atención. Y ahora hasta con esto se pretende politizar, concentrar, burocratizar y por naturaleza, ingresar a la corrupción. Esa medida es demoledora. La marginación científica nos avienta al precipicio del retraso.