El tema central de la campaña y posicionamiento de Xóchitl Gálvez es prioritariamente la seguridad y en ello implica regresar la estatura y dignidad a las Fuerzas Armadas, reestructurar a los cuerpos policíacos y reacomodar las estrategias de los cuerpos de inteligencia. La tarea no es grata no es fácil pero sí es necesaria. Junto con pegado y también con carácter de urgente está la reconstrucción de la educación. El quehacer es impresionante porque se debe rescatar a miles de niños y jóvenes que no solamente participan del las adicciones a las drogas, al cigarro y al alcohol sino que son pieza fundamental en la tóxica operación del crimen organizado.
Es rescatar a esos muchachos hoy convertidos en vigilantes y “halcones” de los sicarios, en distribuidores y repartidores de estupefacientes y que se encuentran adiestrados para el asalto y secuestro se les tienen que cambiar los billetes sucios por instrucción pública y capacitación y dejar las armas por los libros. Pero para ello también es vital recomponer la fuerza laboral, abrir expectativas para los emprendedores, reubicar los empleos, reforzar las áreas técnicas, la investigación, la ciencia. Abrir espacios para que los jóvenes sean capaces de traspasar las fronteras y competir con el mundo.
Y todos estos esquemas los entiende Xóchitl, pueden aplicarse pero sin miedo. Entonces el ánimo social, la convivencia, será distinta en el hoy quebrado tejido social. La cultura del servicio, la ampliación del mercado de la información y la necesaria comunicación entre los diferentes estratos sociales mejorará sustantivamente la dinámica nacional. Tomará años, si por supuesto, pero ya hay que empezar, ya hay que organizar, lanzar proyectos consolidar estrategias. Y eso lo debemos entender todos, pero la fuerza del gobierno tendrá que ser precisa y transparente.
Del equipo humano que colabore estrechamente con Xóchitl se desprenderán las tareas a emprender de ganar las elecciones. No hay tiempo para perder, es la gran oportunidad de la sociedad para construir y no dividir, para emprender y no continuar en el estancamiento. El orgullo nacional se tiene que rescatar y la imagen de México retomarse. Ya vimos que la confrontación y los ataques verbales conducen solamente a la ruptura y al deterioro. Se tiene que volver al civismo, al respeto a las instituciones y a la autoridad, ya hay que poner orden y para ello la línea rectora del gobierno dará la pauta. Frases huecas, promesas sujetas a mentiras, propaganda barata, todo eso es desechable. No más manipulación y engaños. El país no quiere satélites falsos en el espacio, hay que acabar con el hambre, con la desesperación, con la pobreza, el abandono, la tristeza. Ojalá volvamos a sonreír, a abrazarnos, a ser ejemplo de vecindad, de gratitud, de buen humor, ya nos lo merecemos.