Lo conozco desde hace muchos, muchos años. Afable siempre, de humor fino y de votepronto, culto muy culto, inteligente, con enorme categoría y clase. Es líder en diferentes ambientes. José Narró ha participado en las posiciones más interesantes e importantes dentro de la UNAM dirigiendo y administrando la inteligencia de la nación. Ha promovido cambios sustantivos dentro del sector salud inyectando ideas innovadoras en el sector público.
Siempre abierto al debate, pero primero a escuchar. dentro del campo profesional y personal hemos pasado por muchos eventos, gran parte de estos cargados de mucha energía y emoción. Hemos intercambiado razones en diferentes temas. Se aprende durante sus planteamientos. Las circunstancias nos han unido en momentos agradables y en otros no tanto. Hambre de valores, de principios y escrúpulos que sabe defender su lealtad y fidelilidad. A eso se llama congruencia.
Les comento: cuando aspiraba a ser rector de la UNAM, luego de una entrevista para la TV, llegamos a platicar, de frente, como siempre. El era director de la Facultad de Medicina y el tema su aspiración a conducir los destinos de la Casa de Estudios. Le expresé dos planteamientos, le dije: “Pepe, la amistad es muy elástica, en ocasiones estamos muy cerca, en otras nos alejamos pero la lealtad es una y no negociable”, más adelante le señalé:” por tus méritos no sé si seas rector pero la UNAM si necesita a un rector como tú”.
Más tarde ya en rectoría fue privilegiado, de los primeros en acercarme a él. “Pepe, tienes que dejarte ver, ir al estadio, visitar las facultades e institutos, que los muchachos te vean, que lancen gotas juntos, motívalos y motívate” y me contestó “si a la UNAM le va bien al rector también”. Y así, hemos hablado de administración pública, de gobierno, de política…y lo sostengo, el país y nuestra Alma Mater deben estar agradecidos por su entrega, valor, disciplina y talento. Nació para dirigir sin duda. Hoy los momentos no son nada gratos. Transita por el más injusto y doloroso proceso que como él lo subrayó “no hay ni palabras para definirlo”.
Pero es el momento de la cercanía, del cobijo, de la entrega. Y me confío: “si algo estoy aprendiendo es que hay que cultivar a la familia y siempre decir te quiero”. Por ello es el gran Pepe, y recordarte las plantas que me regalaba otro grande como Jorge Zúñiga Campos: “con grandeza vive quien hecho a grandeza está “. Salir de lo ordinario es su reto. Pepe Narró hoy debe y tiene que estar tranquilo, ha sido ejemplo y guía, no hay duda.