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El PRI va a presentar una iniciativa alterna en Telecomunicaciones a la Ley Censura del Bienestar: Manuel Añorve

El 90 por ciento de los ponentes en los conversatorios opinan que la Ley de Telecomunicaciones no es independiente y amenaza al internet libre y a la libertad de expresión

Por Félix Muñiz

 

 

En un contexto marcado por la violencia electoral, la falta de resultados frente a la inseguridad y el creciente centralismo del poder, el Grupo Parlamentario del PRI en el Senado alzó la voz en contra de la iniciativa presidencial que busca crear una agencia de transformación digital subordinada directamente a la Presidencia de la República.

En una rueda de prensa el coordinador de los senadores del PRI Manuel Añorve Baños y la senadora Carolina Viggiano, advirtieron que esta propuesta representa un grave retroceso en materia de autonomía institucional, libertad de expresión y neutralidad en el ecosistema digital.

 

 

Uno de los principales señalamientos críticos fue que la agencia de transformación digital propuesta no es independiente, sino que se encuentra bajo control directo del Poder Ejecutivo Federal.

Legislador guerrerense Manuel Añorve, señalo que “es la misma gata, nada más que revolcada”. Aunque se haya anunciado la eliminación del artículo 109 de la iniciativa, que causó controversia por permitir el bloqueo de contenidos, otras disposiciones como el artículo 8, fracción 62, continúan habilitando a esta agencia para suspender transmisiones y plataformas digitales.

Este aspecto ha generado fuerte rechazo entre especialistas, ponentes y legisladores. “El 90% de los participantes en los conversatorios han coincidido en que esta ley no garantiza independencia ni equilibrio”, señaló Añorve, quien también denunció que el representante de la iniciativa, Pepe Merino, se ha negado a comparecer directamente ante el Senado, enviando en su lugar colaboradores, mientras acude a la conferencia presidencial matutina. “Eso no es transparencia, es manipulación”, agregó.

Otro punto crítico expuesto es que la iniciativa podría violar los principios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), particularmente en el capítulo de telecomunicaciones. La concentración de poder en una agencia controlada por el Gobierno para otorgar o retirar concesiones pone en riesgo la imparcialidad del mercado y limita la libre competencia. “Esto pone en jaque las futuras negociaciones comerciales”, advirtió Añorve, aludiendo a declaraciones recientes de Marcelo Ebrard sobre el impacto económico de esta reforma.

En un tono tajante, los senadores del PRI compararon esta iniciativa con modelos autoritarios. “Ni Chávez, ni Maduro, ni el sátrapa Ortega se atrevieron a tanto. Aquí se pretende controlar internet, censurar medios y decidir qué información circula”, denunció Añorve.

La preocupación se centra también en la capacidad que tendría esta agencia de “vigilar el sentido de la información”, estableciendo un precedente peligroso para la libertad de prensa y el derecho ciudadano a estar informado.

Aunque el Ejecutivo ha justificado la reforma argumentando que promoverá el acceso social a las telecomunicaciones, los legisladores cuestionan esta narrativa. “Las radios comunitarias ya existen, pero ahora se les quiere imponer una camisa de fuerza, aprobando quiénes son sus asociados y vigilando su contenido”, explicó la legisladores hidalguense Carolina Viggiano, quien calificó la iniciativa como una “ley de censura, vigilancia y control”.

 

 

Lejos de rechazar la transformación digital, los legisladores del PRI señalaron que están trabajando en una propuesta alterna que realmente responda a los desafíos del siglo XXI, sin sacrificar los principios democráticos.

“No podemos aceptar una ley que nos haga retroceder. No se trata de adaptarse a lo que queda, sino de avanzar desde donde estamos”, concluyó Viggiano.

La iniciativa presidencial ha encendido las alarmas en múltiples sectores. Si bien el Gobierno busca presentarla como un proyecto de inclusión digital, sus implicaciones autoritarias, su impacto en la libertad de expresión y la falta de independencia institucional alimentan una creciente oposición. El debate apenas comienza, pero para muchos, el intento de controlar el internet ya es una batalla que no puede ser ignorada.

 

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