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¿Es posible vivir el duelo sin sufrimiento? se preguntan expertos de la UNAM

Cada persona lo experimenta de manera distinta: Juan Manuel Santiago Maldonado

Por Felix Muniz

 

 

El duelo es una experiencia universal e inevitable ante una pérdida significativa, ya sea la muerte de un ser querido, una separación amorosa o la pérdida de un empleo. Pero, ¿es posible vivirlo sin sufrimiento? De acuerdo con Juan Manuel Santiago Maldonado, técnico académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, la respuesta es sí, aunque con importantes matices: el dolor es inevitable, pero el sufrimiento puede evitarse.
Durante su participación en la conferencia “Duelo sin sufrimiento, vive tu duelo sanamente”, el especialista explicó que el duelo cumple una función esencial: ayudarnos a aprender a vivir sin aquello que perdimos, sin que ese vacío nos cause un dolor constante o creciente.
“El duelo implica por definición pena y congoja, pero también es un proceso para asumir, asimilar, madurar y superar la pérdida”, sostuvo. Según Santiago Maldonado, cada persona lo vive de manera distinta, pues influyen factores como el significado de la pérdida, las circunstancias personales, la red de apoyo y el momento vital en el que ocurre.
El experto advirtió que cuando el dolor se prolonga o se intensifica con el tiempo, puede transformarse en sufrimiento. Creencias limitantes como “si me siento bien estoy traicionando a quien falleció” o “nunca volveré a ser feliz” pueden obstaculizar un proceso saludable de duelo.
Además, destacó la importancia de no comparar nuestra experiencia con la de otros. “Aunque puede haber similitudes, la vivencia es profundamente personal. No hay tiempos definidos, depende del tamaño de la herida, los recursos emocionales y el contexto de vida”, explicó.
Escuchar y dar espacio a nuestras emociones también es clave. “Cuando nos permitimos sentir miedo, enojo o tristeza, las emociones tienden a estabilizarse. Podemos sentirnos tristes y al mismo tiempo experimentar paz o calma”, indicó.
Santiago Maldonado también subrayó el papel fundamental del apoyo social durante el proceso. Rodearse de personas que generen un ambiente de comprensión y seguridad, como familiares, amigos o compañeros, puede marcar una diferencia significativa.
No todos atraviesan las cinco etapas clásicas del duelo (negación, tristeza, ira, resignación y aceptación), pero lo importante es reconocer que avanzar es posible. “Una señal de que se está elaborando bien el duelo es que el dolor disminuye de intensidad y poco a poco se retoma la vida cotidiana”, señaló.
El experto recomendó no apresurar el proceso ni buscar una “cura” inmediata. En cambio, sugirió permitir que el duelo siga su curso natural, reconectando con aquello que nos da sentido y bienestar: la música, el arte, el contacto con la naturaleza o simplemente respirar y cuidar de uno mismo.
Finalmente, enfatizó la importancia de buscar ayuda profesional si el malestar persiste más de seis meses. “Evitar el duelo no lo elimina, solo lo anestesia y puede intensificarlo con el tiempo. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, concluyó.
Así, vivir el duelo sin sufrimiento no significa no sentir dolor, sino permitirnos transitar por esa experiencia con consciencia, apoyo y compasión, hasta encontrar una nueva manera de vivir.

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