Oliver Santín Peña explicó que el panorama para el T-MEC es complicado
Por Félix Muñiz
En un escenario marcado por la incertidumbre política y comercial en América del Norte, académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) coinciden en que los esfuerzos conjuntos entre México y Canadá representan una estrategia viable y necesaria para contrarrestar el impacto de un eventual regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Durante la conferencia “Análisis de las elecciones en Canadá y su posible camino a seguir”, expertos del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) advirtieron sobre los desafíos que enfrenta el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y la relación trilateral.
Oliver Santín Peña, investigador del CISAN, y Tomás Milton Muñoz Bravo, profesor de la FCPyS, destacaron que la postura de Trump complica el panorama, mientras Canadá, bajo el liderazgo de Mark Carney, aún no muestra intención clara de estrechar lazos con México.
“Estamos en una etapa difícil en términos regionales y de acuerdos comerciales. El futuro del T-MEC dependerá enteramente de la decisión que tome Washington”, afirmó Santín. Según el investigador, aunque en teoría México y Canadá comparten intereses afectados por las políticas proteccionistas de Trump —como los aranceles al aluminio y los autos—, la realidad es que Ottawa ha privilegiado históricamente una relación bilateral con Estados Unidos.
No obstante, los académicos coincidieron en que la actual coyuntura representa una oportunidad para que México impulse una relación estratégica con Canadá, sustentada en intereses comunes y en la defensa de sus respectivas soberanías frente a la retórica de Trump. El exmandatario estadounidense no ha ocultado su intención de subordinar a sus socios comerciales, y recientemente, su equipo dejó entrever que Canadá podría ser considerado como el “estado 51” de la Unión Americana, una declaración que fue percibida como una agresión diplomática en Ottawa.
En este contexto, Tomás Milton Muñoz subrayó que “la mejor manera de contender con el magnate estadounidense es a través de los esfuerzos conjuntos entre México y Canadá”. A pesar de las diferencias políticas y económicas entre ambos países, existen espacios de cooperación activa, como el programa de trabajadores temporales, que beneficia a miles de mexicanos cada año.
Además, la coyuntura internacional podría favorecer el acercamiento. Con una Unión Americana cada vez más impredecible, México podría apostar por atraer turismo canadiense y nuevas inversiones, aprovechando el descontento de los ciudadanos de ese país con la política estadounidense. “Hay molestia en Canadá y debemos capitalizarla, tanto en el sector turístico como en la organización de eventos como el Mundial de Futbol”, comentó Muñoz.
Por su parte, Santín también señaló que Carney, tecnócrata de tendencia liberal, ha priorizado la relación con Europa, como lo demostró en su primera gira internacional. Sin embargo, el gobierno canadiense necesita apoyo parlamentario, y podría recurrir a alianzas internas e internacionales, como la mexicana, para sostener su gobernabilidad.
En suma, aunque el panorama es complejo, la cooperación estratégica México-Canadá se perfila como un contrapeso pragmático ante una posible reelección de Trump. Para ello, ambos países deben superar sus diferencias y construir una agenda común que fortalezca la región frente a la volatilidad del vecino del norte.