Propuso un giro en la estrategia nacional, abogando por una colaboración binacional con Estados Unidos para enfrentar de forma más eficaz a los cárteles
Por Félix Muñiz
En una postura contundente, el senador del PAN, Marko Cortés Mendoza, denunció que la estrategia de seguridad implementada por el Gobierno Federal no solo es fallida, sino que representa una política sistemática de manipulación de datos, cifras y de la realidad.
En conferencia de prensa el legislador panista por el Estado de Michoacán acusó a las autoridades de mantener acuerdos encubiertos con el crimen organizado, lo que explicaría la expansión de la violencia en varias regiones del país.
Además, el legislador michoacano Marko Cortés señaló que los niveles de violencia en estados como Michoacán y Sinaloa muestran que la inseguridad ha alcanzado niveles alarmantes. “Ya no se puede viajar por carretera”, denunció, al tiempo que cuestionó duramente si el gobierno cree que la ciudadanía es ingenua al intentar maquillar las cifras de homicidios y delitos de alto impacto.
La crítica del senador panista Cortës Mendoza se centra en lo que considera una colusión entre gobernadores morenistas y grupos delictivos. Afirmó que muchos de los actuales mandatarios estatales llegaron al poder con financiamiento del narcotráfico.
“Nosotros lo denunciamos desde entonces: hubo narcocampañas”, recordó. Agregó que esta relación ha convertido amplios territorios del país en zonas bajo control del crimen organizado, con la tolerancia, si no complicidad, del Gobierno Federal.
Además de denunciar esta red de complicidades, el legislador panista propuso un giro en la estrategia nacional, abogando por una colaboración binacional con Estados Unidos para enfrentar de forma más eficaz a los cárteles. Reiteró que cualquier acción conjunta debe ser coordinada y en pleno respeto a la soberanía de ambos países, pero que es urgente actuar con inteligencia, tecnología y estrategia compartida.
Cortés Mendoza también criticó el manejo unilateral de detenciones como la de “El Mayo Zambada” por parte del gobierno estadounidense, pero apuntó que si se hubiera avisado a las autoridades mexicanas, probablemente la captura no habría ocurrido. “Ese es el problema: la corrupción y la complicidad”, sostuvo.
En este contexto, el senador rechazó continuar respaldando la actual política de seguridad del gobierno. Anunció que no votará a favor de su continuidad y pidió blindar las fronteras, especialmente en la zona norte, donde denunció que ni México ni Estados Unidos ejercen controles efectivos de salida e ingreso por tierra. Según Cortés, esto permite el libre paso de armas y dinero ilícito hacia México, lo que alimenta aún más la violencia interna.
“Estados Unidos debe frenar el flujo de armas y dinero ilegal y México tiene que asumir su parte”.
Las declaraciones de Marko Cortés ponen nuevamente en el centro del debate la legitimidad de la estrategia de seguridad nacional. Mientras el gobierno federal insiste en una narrativa de reducción del crimen, los hechos en los estados más violentos contradicen los informes oficiales, y la denuncia del panista plantea interrogantes sobre el verdadero alcance de los vínculos entre política y crimen organizado en México.