En esos lugares se desempeñan aproximadamente 30 mil mexicanas y mexicanos, precisó Aaraón Díaz Mendiburo
Por Félix Muñiz
Canadá presume una de las agriculturas más tecnificadas del mundo, con invernaderos que producen frutas, hortalizas, flores y, recientemente, cannabis. Sin embargo, detrás de esa eficiencia se esconde una realidad alarmante: la explotación laboral de personas campesinas migrantes, denuncia la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante el conversatorio “El presente y futuro de la migración y el trabajo en los invernaderos de alta tecnología en México y Canadá”, especialistas de diversas instituciones expusieron las contradicciones del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT), vigente desde 1966 en Canadá y al que México se sumó en 1974.
Hoy, más de 30 mil personas mexicanas participan anualmente en este esquema, en su mayoría hombres.
El investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM Aarón Díaz Mendiburo, explicó que, aunque el PTAT ha sido considerado un modelo ejemplar, en realidad oculta prácticas de “esclavitud moderna”.
Las personas migrantes, provenientes principalmente del sur global, son esenciales e irremplazables para el funcionamiento de los invernaderos, pero son tratadas como mano de obra de “bajas habilidades”, a pesar de realizar labores altamente especializadas.
Esta mano de obra es tan crucial que, incluso durante la pandemia de COVID-19, el gobierno canadiense hizo una excepción al cierre de fronteras para permitir la entrada de trabajadores agrícolas migrantes. “Eso revela su importancia estructural”, subrayó Díaz Mendiburo.
La profesora de la Universidad Autónoma de Chapingo Luz María Hermoso Santamaría, advirtió que aunque las jornadas formales se establecen en ocho horas, en la práctica pueden extenderse hasta 16, con salarios que fluctúan entre 15 y 18 dólares canadienses por hora. “Se trata de una esclavitud moderna en instalaciones de alta tecnología”, denunció.
Las condiciones no son mejores en México. La académica Marcela Juárez Morales, de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, explicó que en estados como Sinaloa aún persisten prácticas como el “acasillamiento”, mientras que en Querétaro hay alta rotación de personal, sin apoyos de vivienda ni mejores salarios.
Frente a este panorama, las universidades mexicanas hacen un llamado urgente a reformar el modelo de contratación temporal en ambos países. Se propone revisar y garantizar condiciones laborales dignas, incluir mecanismos de supervisión internacionales, y reconocer formalmente las habilidades de estos trabajadores, muchos de los cuales son técnicos agrícolas altamente capacitados.
Además, es necesario fomentar la responsabilidad social de las empresas agrícolas, que deben asumir el compromiso de proporcionar condiciones de trabajo seguras, salario justo y respeto a los derechos humanos, tanto en Canadá como en México.
La denuncia de la UNAM y otras instituciones académicas debe ser una oportunidad para repensar la migración laboral y construir un modelo más equitativo, donde la productividad no se base en la precariedad, sino en la justicia y el reconocimiento de quienes hacen posible que los alimentos lleguen a nuestras mesas.