El uso de la fuerza contra ciudadanos y representantes populares vuelve a encender las alarmas sobre la represión gubernamental en la CDMX
Por Félix Muñiz
Un nuevo episodio de represión y abuso de poder sacudió este jueves a la colonia Tepito, cuando un contingente de granaderos desalojó con golpes y empujones a la diputada del PRI, Mónica Sandoval, mientras encabezaba una manifestación ciudadana en defensa de un hospital que, según denuncian vecinos y legisladores, el gobierno de la Ciudad de México busca convertir en un albergue para migrantes.
Los hechos ocurrieron en un predio que actualmente alberga un centro de salud, considerado clave por los habitantes de Tepito. Durante la protesta, ciudadanos gritaban desesperados: “¡Golpean a los ciudadanos! ¡Eso es lo que hace el gobierno!”, dejando en claro su inconformidad con el proyecto oficial.
A coro, se escuchaba también: “¡No somos delincuentes, somos ciudadanos!”, una frase que refleja el estigma que por años ha cargado esta comunidad, ahora visiblemente agraviada.
La diputada Mónica Sandoval fue retirada con violencia del lugar, mientras se encontraba atendiendo a los vecinos.
“No nos quiten lo que es nuestro. El hospital es de los tepiteños”, reclamó con firmeza antes de ser desalojada. El acto, lejos de acallar las demandas, evidenció la desconexión entre la autoridad capitalina y la ciudadanía que exige ser escuchada y respetada.
El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, condenó los hechos con dureza, calificando la agresión como una “salvajada” y responsabilizando directamente al gobierno de Morena: “Lo que le hicieron a nuestra diputada Monica Sandoval es una salvajada. El gobierno de Morena volvió a dejar claro que no sabe gobernar, solo reprimir.”
La crítica va más allá del acto puntual. El dirigente priista Alejandro Moreno agregó: “Mandaron granaderos a agredirla por defender un espacio de salud en Tepito, por escuchar al pueblo y hacer su trabajo con dignidad. Esa es la respuesta de un poder que ya perdió el rumbo. Morena abraza al crimen y manda a golpear a quienes levantan la voz. No soportan la verdad, no entienden la libertad y le tienen miedo a la dignidad.”
Esta confrontación deja al descubierto un clima creciente de autoritarismo en la capital del país, donde la fuerza pública parece estar más dispuesta a silenciar protestas que a garantizar la seguridad y la salud de sus ciudadanos.
Las imágenes de una diputada siendo empujada por policías mientras defiende un hospital que atiende a una de las zonas más vulnerables de la ciudad, no solo indigna, sino que plantea preguntas urgentes: ¿Qué intereses están detrás del cambio de uso de este espacio? ¿Por qué imponer un proyecto sin consulta vecinal? ¿Y hasta cuándo la violencia será la respuesta oficial ante la disidencia?.
Lo cierto es que Tepito ha hablado, y lo ha hecho con claridad: *no quieren un albergue, quieren salud*. Y con más fuerza que nunca, resuena el grito: “¡No vamos a retroceder!”.