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Hay que mantener la tendencia de aumento al salario mínimo: Enrique Provencio Durazo

Destaca que más de la tercera parte de la población mexicana trabajadora no gana ni para adquirir la canasta alimentaria

Por Félix Muñiz 

 

El coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM, Enrique Provencio Durazo, destacó la necesidad de mantener la tendencia de aumento al salario mínimo en México, como una política sostenida en favor de las personas trabajadoras.

A pesar de los avances registrados en los últimos años, aún persisten amplias brechas salariales, desigualdades regionales y rezagos que afectan a millones de familias.

Desde 2018, el salario mínimo ha tenido un incremento acumulado de 137 por ciento, al pasar de 89.44 pesos diarios a 193.44 pesos en 2024, con un aumento aún mayor en la zona fronteriza norte. Sin embargo, Provencio subraya que este crecimiento, aunque significativo, sigue siendo insuficiente para cubrir el costo de las canastas básica alimentaria y de bienes y servicios que una familia necesita para no vivir en condiciones de pobreza.

 

 

En entrevista con motivo del Día del Trabajo, Enrique Provencio recordó que el movimiento para recuperar el poder adquisitivo del salario mínimo comenzó en 2014. A partir de propuestas formuladas por académicos e investigadores, se impulsaron reformas legales entre 2015 y 2016 que permitieron, años más tarde, los aumentos aplicados desde 2019.

El economista Provencio  Durazo destacó que una de las principales consecuencias del incremento al salario mínimo ha sido el arrastre positivo sobre otros salarios. Entre 2018 y 2024, los ingresos reales de las personas asalariadas han crecido en promedio 2 por ciento anual, lo que ha permitido mejorar el poder adquisitivo de millones de trabajadores y trabajadoras.

Sin embargo, el especialista advirtió que más de una tercera parte de la población en México aún no percibe ingresos suficientes para cubrir la canasta básica alimentaria, lo que obliga a redoblar esfuerzos en el diseño de políticas salariales y laborales sostenidas a largo plazo.

También llamó la atención sobre las persistentes brechas de género. En promedio, las mujeres siguen ganando 20 por ciento menos que los hombres por trabajos equivalentes. Además, existen grandes desigualdades regionales: los cinco estados más pobres (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Morelos y Veracruz) presentan ingresos 60 por ciento menores que los de entidades con mayor desarrollo económico como Ciudad de México, Nuevo León y Jalisco.

En cuanto a los municipios indígenas, Provencio señaló que el salario promedio es menos de la mitad que en los municipios no indígenas. A esto se suma la situación de la población ocupada en la informalidad, cuyos ingresos también son menores a la mitad respecto a los trabajadores formales.

El académico de la UNAM también resaltó la necesidad de mejorar las condiciones laborales de sectores vulnerables como los trabajadores del hogar y los jornaleros agrícolas. Según datos del IMSS, apenas el 4 por ciento de las personas que laboran en el hogar están registradas formalmente, aunque el sector supera los 2.5 millones de personas.

Finalmente, Provencio Durazo hizo un llamado a prepararse ante los retos que representa la revolución tecnológica, como la inteligencia artificial, la automatización y la robotización. Recalcó que se debe acelerar la capacitación académica para evitar que más empleos sean desplazados y garantizar una transición justa para las y los trabajadores del país.

 

 

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