Las políticas de criminalizar a la migración, lo convierten en vulnerable
Por Félix Muñiz
El fenómeno de la migración, particularmente en la región mesoamericana, se ha intensificado en los últimos años, generando impactos significativos en la salud mental de las personas migrantes.
Durante el XIV Congreso Internacional sobre Migración y Salud Mental, celebrado en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expertos discutieron los desafíos emocionales que enfrentan los migrantes y la necesidad de un enfoque basado en derechos humanos para abordar esta compleja realidad.
La secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM Tamara Martínez Ruíz, enfatizó que el endurecimiento de las políticas migratorias por parte de los estados-nación ha convertido a la condición humana en una situación vulnerable.
“El desplazamiento causa estados emocionales y mentales que afectan gravemente el bienestar del ser humano”, declaró.
Según Martínez Ruíz, los problemas más comunes que enfrentan los migrantes incluyen depresión, ansiedad y estrés postraumático, muchas veces exacerbados por el duelo migratorio y las crisis de identidad.
La experta instó a desmitificar la migración, destacando que, en lugar de ser vista solo como un problema, debe ser entendida como una condición humana que ofrece oportunidades de resiliencia y formación de redes sociales. “Lo que hace que la migración se convierta en un fenómeno vulnerable no es el acto de migrar, sino las políticas que la criminalizan y las desigualdades estructurales que la agravan”, afirmó.
La directora de la ENTS Carmen Casas Ratia, complementó este enfoque al señalar que la institución impulsa el Programa Casa Refugiados, en colaboración con la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Houston y el Observatorio Internacional en Atención Humanitaria. Este programa busca proporcionar atención y acompañamiento a migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, promoviendo un entorno más inclusivo y justo.
La situación en Mesoamérica es crítica, según Anne-Birgitte Krum-Hansen, Representante Asistente para la Protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). “Estamos en uno de los mayores momentos de movilidad humana en la historia reciente”, afirmó, subrayando que más del 51% de la población migrante encuestada en México ha huido de sus países de origen debido a la violencia y la inseguridad.
Las cifras son alarmantes: desde 2016, las solicitudes de asilo en México han aumentado considerablemente, con más de 135,000 refugiados reconocidos en el país en la actualidad. En 2023, México se posicionó como la sexta nación del mundo con más solicitudes de asilo, siendo los principales países de origen Honduras, Haití, Cuba, Venezuela y El Salvador.
Este panorama resalta la urgencia de implementar políticas inclusivas que prioricen el bienestar emocional y mental de los migrantes. En este sentido, los especialistas presentes en el congreso, como Luciana Gandini del Seminario Universitario de Estudios sobre Desplazamiento Interno y Verónica Ruiz Mejía de Voces Amigas de Esperanza A.C., coincidieron en la importancia de generar espacios de atención y apoyo psicosocial.
El enfoque en derechos humanos, como lo destacó Martínez Ruíz, es fundamental para avanzar hacia un modelo migratorio justo e inclusivo. Solo a través de la colaboración académica y el acceso a servicios esenciales, se podrá facilitar la integración de los migrantes en las comunidades de acogida, promoviendo así su bienestar y dignidad.