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Marcelo Ebrard y el Senado: Una reunión a la sombra del T-MEC

Un aspecto clave que surgió en la reunión fue la necesidad de fortalecer el cabildeo con legisladores de Estados Unidos y Canadá

Por Félix Muñiz

 

 

El pasado 19 de diciembre, el Secretario de Economía Marcelo Ebrard Casaubon, se reunió con los miembros de la Comisión de Seguimiento a la Implementación y Revisión del T-MEC, así como con la Comisión de Economía del Senado, con el objetivo de sentar las bases de una estrategia coordinada para la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La cita, en apariencia un ejercicio técnico y diplomático, oculta una serie de interrogantes sobre la efectividad de este proceso y las verdaderas intenciones detrás de este seguimiento comercial.

El Presidente de la Comisión de Seguimiento al T-MEC y militante del Partido Verde, Waldo Fernández, fue el encargado de dar la declaración más destacada de la jornada.

“Aseguró que el T-MEC es un motor de crecimiento económico y generador de empleos para la región, lo cual parece una afirmación un tanto optimista cuando se observa la realidad de las brechas económicas y sociales que persisten en el país.

Si bien el tratado ha sido esencial para el intercambio comercial y el fortalecimiento de la relación trilateral, el beneficio tangible para todas las regiones de México sigue siendo un tema pendiente.

El mensaje de Fernández sobre el compromiso de la comisión de respaldar a la Secretaría de Economía es positivo en términos de unidad política, pero carece de claridad respecto a los mecanismos concretos para asegurar que este respaldo se traduzca en acciones efectivas que beneficien a los sectores más vulnerables de la población mexicana.

El énfasis puesto en el “diálogo con los sectores productivos y sus liderazgos” parece más una estrategia de acercamiento con grandes empresas y actores económicos que una verdadera apuesta por los pequeños productores y trabajadores mexicanos.

Un aspecto clave que surgió en la reunión fue la necesidad de fortalecer el cabildeo con legisladores de Estados Unidos y Canadá, particularmente con aquellos de estados con una relación comercial estratégica para México. Esto plantea una pregunta crucial: ¿realmente es suficiente el lobby político para garantizar una revisión que favorezca a México, o hay una falta de una estrategia económica más sólida y estructural a largo plazo? El Tratado no puede quedar únicamente en manos de cabilderos o de una alianza política que, aunque relevante, parece más orientada a fortalecer intereses particulares que a impulsar un verdadero cambio estructural en la economía mexicana.

Una de las conclusiones más destacadas de la reunión fue el acuerdo de realizar un nuevo encuentro de seguimiento en enero de 2025, lo que demuestra que el proceso de revisión es lento y, posiblemente, insuficiente para las demandas inmediatas que el país enfrenta. En un mundo donde los acuerdos comerciales y la dinámica económica global están cambiando rápidamente, México no puede permitirse la parálisis en un tema de tanta importancia estratégica.

En definitiva, la reunión entre Ebrard y los senadores dejó más preguntas que respuestas sobre cómo el gobierno mexicano planea aprovechar verdaderamente los beneficios del T-MEC. La falta de transparencia sobre cómo se medirá el impacto real de este tratado en los distintos sectores económicos del país, así como la dependencia del cabildeo político, plantea dudas sobre el enfoque que se le dará a la revisión. El tiempo dirá si esta reunión, y las futuras, realmente lograron sentar las bases de una estrategia integral para garantizar que el T-MEC no solo siga siendo un tratado favorable para las grandes economías, sino también para los pequeños y medianos sectores productivos del país.

 

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