Los recortes del 24 % del presupuesto al Programa de Atención y Protección Consular impacta en la defensa de los connacionales
De la redacción
En su artículo publicado en El Universal, titulado “México sin voz ni defensa: diplomacia ausente”, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, lanza una crítica frontal y fundada contra la política exterior del actual gobierno mexicano, particularmente en lo que respecta a la defensa de los derechos de los connacionales en Estados Unidos.
El endurecimiento de la política migratoria estadounidense, especialmente bajo el resurgimiento del discurso trumpista, ha generado una ola de redadas, detenciones y deportaciones masivas.
Según los datos expuestos por el líder nacional del PRI Alejandro Moreno, desde el 20 de enero se han triplicado las detenciones diarias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), con más de 142 mil deportaciones en apenas 100 días, y una meta alarmante: un millón de expulsiones anuales.
Mientras tanto, en Texas se reactivó la ley SB 4, que permite a policías locales actuar como agentes migratorios, alimentando el perfilamiento racial y fomentando un clima hostil hacia los migrantes, especialmente los mexicanos. Las protestas en ciudades como Los Ángeles han sido etiquetadas de “insurrección” por la Casa Blanca, en una clara muestra del ambiente represivo que se vive.
Sin embargo, ante este escenario crítico, la respuesta del gobierno mexicano ha sido tibia y meramente simbólica. La Cancillería emitió un comunicado rechazando la SB 4, pero esto contrasta con la reducción del 24% al Programa de Atención y Protección Consular desde 2023.
Este recorte impacta directamente en la capacidad de los consulados para brindar ayuda efectiva: menos abogados, psicólogos y recursos para enfrentar un sistema migratorio diseñado para expulsar, no para negociar.
La crítica de Alejandro Moreno no es menor: el sistema consular mexicano se ha convertido en una estructura mediática, reactiva, sin fuerza real para impedir deportaciones o proteger legalmente a los connacionales. La falta de una estrategia proactiva y de oficio diplomático expone a jornaleros, trabajadores domésticos y empleados de la construcción —mayoría de origen mexicano— a condiciones de explotación, abusos y delitos de odio, sin un Estado que los respalde.
Moreno Cárdenas plantea una hoja de ruta clara: financiar demandas ante cortes federales contra leyes estatales inconstitucionales como la SB 4, invertir en al menos mil abogados y trabajadores sociales, y reestructurar una política exterior que deje atrás la retórica indignada para construir una diplomacia ofensiva, basada en datos y en la defensa real de la comunidad migrante.
Hoy, mientras se priorizan temas como megaproyectos o posturas ideológicas internas, miles de familias mexicanas en Estados Unidos enfrentan solas un sistema injusto y cruel. Cada día sin una respuesta efectiva del gobierno representa más deportaciones, más familias rotas y más vidas mexicanas abandonadas.
El artículo de Alejandro Moreno no solo denuncia una diplomacia ausente; interpela al Estado mexicano a asumir su papel frente a una de las crisis humanitarias más graves que enfrentan nuestros compatriotas en el extranjero. México necesita una voz fuerte, una defensa real y una política exterior que, más allá de discursos, actúe con firmeza. Porque cada migrante merece más que un boletín de prensa: merece un Estado presente.