Y la oposición argumentó que, de concretarse, enviaría un mensaje claro de que López Obrador sigue controlando los destinos del país
Por Félix Muñiz
En el Senado de la República, la bancada de Morena está a punto de consolidar un consenso para la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Esta decisión, que aún se encuentra en discusión, ha generado un amplio debate tanto dentro como fuera del recinto legislativo, evidenciando las tensiones políticas y las posturas polarizadas que caracterizan el panorama actual de la política mexicana.
El Presidente del Senado Gerardo Fernández Noroña, comentó recientemente que la reelección de Rosario Piedra está siendo evaluada “muy seriamente” dentro de Morena, destacando que existe un consenso creciente entre los miembros de su bancada.
El también legislador morenista sostuvo que Piedra Ibarra es una “compañera probada” y una defensora de los derechos humanos que ha enfrentado un “acoso durísimo” por parte de organizaciones de derecha.
En sus palabras, el avance hacia la reelección está siendo impulsado por la necesidad de mantener la unidad interna del grupo parlamentario y por el respaldo a una figura que considera comprometida con su labor.
Por su parte, senador de Morena Saúl Monreal, confirmó que la reelección de Rosario Piedra es prácticamente un hecho. Aseguró que la mayoría de los legisladores morenistas no tienen objeciones al respecto y que están trabajando para garantizar los dos tercios de votos necesarios para ratificarla en su puesto.
Sin embargo, Monreal Ávila también destacó la importancia de lograr una “mayoría calificada” que asegure el respaldo tanto de los aliados como de los miembros del grupo parlamentario de Morena.
Este respaldo unánime dentro de Morena contrasta con las críticas de la oposición, que han levantado la voz contra lo que consideran una “imposición” del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.
El senador del Partido Acción Nacional (PAN) Enrique Vargas Del Villar, criticó duramente la posible reelección de Piedra Ibarra, argumentando que, de concretarse, enviaría un mensaje claro de que López Obrador sigue controlando los destinos del país, incluso en instituciones que deberían ser autónomas como la CNDH.
Según el mexiquense panista EnriqueVargas, esta reelección sería un “golpe a los derechos humanos” y una afrenta a las víctimas, al tiempo que consolidaría el dominio político del presidente sobre las decisiones clave en el ámbito de la defensa de los derechos humanos en México.
El senador del PAN Ricardo Anaya dijo tener la certeza absoluta y es que no le vamos a dar un solo voto a Rosario Piedra.
Y tenemos tres razones fundamentales, la primera es porque hay que recordar, ella llegó a través de un fraude, está documentado, existe video, votaron 116 personas, se necesitaban 86 votos y no los obtuvo. La señora llegó a través de un fraude, esa es la primera razón.
La segunda razón es porque le renunciaron dos consejos consultivos por lo mala que fue su gestión, incluyendo un consejo consultivo que había sido aprobado por la mayoría de Morena; y la tercera razón, porque en lugar de ponerse del lado de las víctimas se puso del lado de los poderosos, de 3,500 quejas en contra de la Guardia Nacional, en contra de la Sedena. En el 99% de los casos decidió no emitir una recomendación.
La polémica alrededor de la reelección de Rosario Piedra Ibarra pone de manifiesto una cuestión fundamental: la independencia de las instituciones encargadas de velar por los derechos humanos en el país. La CNDH ha sido históricamente una entidad clave en la defensa de los derechos de las víctimas y en la fiscalización del Estado, pero la situación actual plantea dudas sobre su autonomía, especialmente cuando la figura de su presidenta está tan vinculada a la política de la 4T.
Si bien la reelección de Rosario Piedra podría consolidarse en las próximas semanas, el debate subraya la creciente polarización en el país, donde las instituciones de derechos humanos se han convertido en un terreno de disputa entre el oficialismo y la oposición. Para algunos, la CNDH se ha convertido en una extensión del poder presidencial, mientras que para otros, Rosario Piedra sigue siendo una defensora firme de los derechos fundamentales, pese a los ataques que ha enfrentado.
En los próximos días, se definirá si, como asegura Fernández Noroña, la reelección de Rosario Piedra será una decisión avalada por el consenso de Morena y sus aliados, o si la oposición logrará movilizar suficientes voces para frenar lo que consideran una nueva forma de control político sobre los derechos humanos en México.