Reitera garantía de derechos laborales a trabajadores del Poder Judicial
Por Félix Muñiz
La primera mujer presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo tomó protesta como la primera mandataria de la nación para dirigir los destinos del país por los próximo seis años.
En una ceremonia con todos los protocolos de seguridad celebrada en la sede del Congreso de la Unión. La nueva mandataria Claudia Sheinbaum recibió la banda presidencial de manos de Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara de Diputados.
Debido a su estado de salud, de la líder de los diputados Ifigenia Martínez fue asistida por Sheinbaum y el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, para levantarse de su curul y realizar la entrega de la banda, momento que estuvo a punto de verse empañado por un incidente que requirió la intervención de un asistente.
Durante su discurso y pasado el pequeño susto Sheinbaum Pardo agradeció la presencia de los invitados especiales y con una distinción especial a Jill Biden, esposa del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Después recordó las palabras del entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en 2006, subrayando que “la historia habría de juzgarlo” y reafirmando su confianza en el legado de López Obrador, a quien calificó como “el mejor presidente de México” en la actualidad. En su intervención, resaltó la importancia de la reciente reforma que otorga derechos plenos a los pueblos indígenas, mencionando que esto no fue una casualidad en su llegada a la presidencia.
La mandataria destacó que su elección representa un tiempo para las mujeres, afirmando: “Hoy 1 de octubre llegamos a conducir los destinos de nuestra nación, pero digo, no llego sola, llegamos todas”. Con un enfoque en la historia de lucha de las mujeres en México, desde las heroínas de la independencia hasta las movilizaciones estudiantiles de 1968, Sheinbaum subrayó el papel fundamental del empoderamiento femenino en el desarrollo del país.
En su discurso, también hizo un llamado a evaluar los logros del gobierno de López Obrador, mencionando que 9.5 millones de personas han salido de la pobreza y que el aumento del salario mínimo se ha logrado sin generar inflación. Sheinbaum apuntó a una transformación profunda del país, dejando atrás el modelo neoliberal y adoptando lo que denominó “humanismo mexicano”.
La nueva presidenta delineó sus compromisos de gobierno, reiterando su intención de combatir la corrupción en el Poder Judicial y asegurar los derechos laborales de sus trabajadores. Prometió la construcción de 3,000 kilómetros de trenes de pasajeros, proyectos de infraestructura como caminos artesanales y un plan de transición energética hacia fuentes renovables. Además, se comprometió a asegurar el abastecimiento de agua, limpiar los ríos contaminados y revertir la violencia en el país sin recurrir a métodos bélicos.
Sheinbaum también enfatizó su deseo de empoderar a las mujeres, invitando a todos a usar la forma femenina en sus títulos, como “presidentA” y “abogadA”, y reconociendo a las heroínas anónimas que han contribuido al avance del país.
Con una mirada hacia el futuro, la presidenta se comprometió a gobernar para todos los mexicanos y mexicanas, asegurando que utilizará su conocimiento y dedicación para lograrlo. “No los voy a defraudar”, concluyó, marcando así el inicio de un nuevo capítulo en la historia política de México.
El evento fue un reflejo no solo de un cambio de liderazgo, sino también de un compromiso con la inclusión y el progreso social, en un momento crucial para el país.