De lo contrario, no son posibles la legitimidad ni la efectividad
Por Félix Muñiz
En el marco del seminario internacional El Buen Gobierno en el siglo XXI, organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) y el Programa Universitario de Gobierno de la UNAM, el doctor en filosofía política Luis F. Aguilar Villanueva enfatizó que, para lograr una gobernanza efectiva, el gobierno democrático debe estar basado en leyes.
Esta afirmación, que destaca la importancia de la legalidad en los sistemas democráticos, fue compartida por el académico antes de dictar la conferencia. “Los problemas políticos y las soluciones limitadas de la gobernanza en el siglo XXI”.
El investigador universitario Luis F. Aguilar, reconocido como uno de los introductores de la disciplina de políticas públicas en América Latina y ex presidente del Comité de Expertos de Naciones Unidas en Administración Pública, señaló que sin un gobierno de leyes, la legitimidad y la efectividad de las políticas públicas son imposibles.
“El gobierno debe ser abierto a la opinión ciudadana, conciliador y organizador de las diferencias, capaz de inducir compromisos y construir consensos fundamentales para la vida”, afirmó.
El académico destacó que, históricamente, los planes y programas gubernamentales en América Latina estuvieron ligados a experiencias de planificación centralizada, tanto de gobiernos desarrollistas como de regímenes comunistas. Sin embargo, en muchos casos carecieron de una clara orientación hacia el interés público y no consideraron adecuadamente los principios democráticos de legalidad y representación.
Fue en los años 80, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, cuando comenzó a introducirse en México el enfoque de políticas públicas como una forma de gobierno distinta, basada no solo en la técnica, sino en la legalidad, la rendición de cuentas y la racionalidad en la asignación de recursos. Según Aguilar, este cambio respondió al agotamiento de los modelos autoritarios, que terminaron por colapsar las finanzas públicas sin resolver los problemas sociales estructurales.
Al reflexionar sobre los retos actuales de la gobernanza democrática, Aguilar subrayó que la dificultad para conciliar las diferencias ideológicas y políticas entre los ciudadanos en sociedades plurales sigue siendo uno de los principales obstáculos. Esta falta de consenso impide avanzar hacia acuerdos duraderos y políticas públicas efectivas.
Además, alertó sobre la tendencia a idealizar las democracias liberales como sistemas omnipotentes. “La democracia liberal no es divina ni resuelve todos los problemas. Es un gobierno limitado en sus resultados, y eso no representa una catástrofe social”, comentó. En este sentido, llamó a adoptar una visión más realista y reflexiva sobre el papel del Estado y la gobernanza en el contexto actual.
Por último, Aguilar Villanueva destacó la importancia de transitar hacia modelos de gobernanza colaborativos, en los que participen tanto actores públicos como privados y sociales. Subrayó que ningún actor por sí solo tiene la capacidad suficiente para dirigir a la sociedad, por lo que se requiere una acción conjunta, asociada y eficiente para enfrentar los desafíos del siglo XXI.