Le recordó que fue su abogado en varios casos jurídicos y no le cobro un solo peso
Por Félix Muñiz
Conmigo no se juega Presidente Andrés Manuel López Obrador, manifestó el Líder de la Cámara de Diputados Santiago Creel Miranda, quien con plena serenidad le recordó algunas cosas al Primer Mandatario:
Cuando el presidente López Obrador me conoció, en el año de 1995, él acudió a mi despacho durante varias ocasiones, con su hijo mayor, José Ramón, mi despacho estaba en el edificio Omega, tenía tres pisos, ocupaba casi 4 mil metros cuadrados, era el socio director de ese despacho y acudió conmigo para que lo asesorara legalmente.
“Presidente López Obrador, con todo respeto: usted sabía que yo, cuando acudió a verme, era un abogado consolidado, con uno de los despachos más grandes del país y de mayor calidad desde el punto de vista jurídico. Con oficinas en México y en el extranjero y esto yo no lo heredé, lo hice, con mi licenciatura en la UNAM, de la cual estoy agradecido de por vida y por eso sigo dando clases en la Facultad de Derecho, ahora en la división de estudios de Posgrado.
Pero no solamente eso, presidente López Obrador, lo que más me lastima es lo malagradecido. En aquella época ¿Cuántas veces no fue a mi casa? ¿Cuántas? Esto fue hace 30 años. Usted vio mi manera de vida, el patrimonio que tenía en mi casa, cómo lo recibí, los muebles que había en mi casa, los cuadros, todo eso lo sigo teniendo igual, no vivo ni más ni menos, como vivía hace 30 años, presidente.
Yo ingresé a la política por convicción, para hacer el proceso de transición que, por cierto, usted ya no recuerda, pero que un tramo lo hicimos juntos, y usted sabía perfectamente de los clientes que yo tenía y estaba muy consciente de la remuneración que yo percibía.
No tengo un mejor vehículo del que tenía hace 30 años, no tengo un sistema de vida ni de calidad de vida diferente al que tenía hace 30 años.
Puede averiguar en el SAT mis ingresos muy fácilmente, han sido más o menos regulares; mis impuestos están pagados, cada año tengo mis constancias. Y lo que, si le digo una cosa presidente, véase usted mismo, ¿de qué ha vivido en estos 30 años?
Yo he vivido de mis sueldos como servidor público, pero del patrimonio que tuve el privilegio de hacer, de trabajar durante 17 años, empecé a los 17 años, el tercero de preparatoria lo hice ya en el curso nocturno, con mi primer salario empecé a vivir de manera independiente, me compré mi propio coche.
Quiero decirle que todos mis estudios en el extranjero los hice con becas nacionales y de los cuales estoy agradecido y toda mi vida hasta que tenga el último aliento voy a dar clases como retribución al Estado mexicano porque me fui becado con instituciones nacionales.
Regresé a México pudiéndome haber quedado en cualquier despacho de abogados de los Estados Unidos, a México lo quiero, lo adoro.
Sí hablo de hechos y lo que hoy en la mañana dijo el presidente es una infamia, es un desagradecido y es un mentiroso y es muy grave porque no lo dice Andrés Manuel López Obrador, lo dice el jefe del Estado mexicano que merece todo mi respeto por su investidura, pero no por lo que está diciendo presidente, no caiga tan bajo, recuerde sus épocas, recuerde mi casa, que le dije cuando entró por primera vez, “es su casa” presidente, no era presidente, “siéntase en familia”, merendamos con mis hijos y mis hijas.
Él sabía, ahí están los cuadros que hoy tengo en mi casa, están los muebles que tengo en mi casa, los vehículos. No, conmigo no juega. Yo voy en serio, soy una gente que mi único convencimiento es buscar lo mejor de México.
No es justo que por diferencias políticas me difame a mí o a mi familia. Y más cuando usted pidió mis servicios como abogado, por supuesto que fue pro bono y pro bono quiere decir no le costó un peso y le dediqué año y medio al estudio de sus casos jurídicos, y con su hijo José Ramón, muy chiquito, por cierto, pero que el otro día que me encontré me lo recordó, iba a mi despacho, usted lo conocía, sabe que son tres pisos en el edificio Omega. Eso lo hice yo.