Ausencia de posturas serias sobre temas de relevancia internacional como la invasión de Rusia a Ucrania o los atentados terroristas de Hamás a Israel
Por Félix Muñiz
Luego de manifestar que durante la primera parte del gobierno morenista, la política exterior del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sirvió como plataforma para que el Canciller Marcelo Ebrard, soñara con ser candidato presidencial y actualmente las relaciones exteriores han quedado subordinadas a posturas dudosas con regímenes antidemocráticos.
La Secretaria de Asuntos Internacionales del CEN del PAN Mariana Gómez, señaló que, a lo largo de este sexenio, lo único que escuchamos sobre nuestra relación con el mundo es que ‘la mejor política exterior es la política interior’, nada más lejano a la realidad de nuestros tiempos. “Un sexenio sin política exterior, así pasará a la historia el gobierno de López Obrador”.
La legisladora panista agrego que para el Primer Mandatario hubo claramente dos motivaciones centrales por la misma dinámica de las relaciones que lo llevaron a centrarse en la dependencia con nuestro mayor socio comercial, Estados Unidos y con América Latina, de una manera cuestionable y lamentable pues siempre lo hizo apoyando regímenes dictatoriales o interviniendo de manera indirecta en la propia política interna de los países, como fue el caso de Bolivia o Perú.
Pocos han sido los viajes que el titular del Ejecutivo realizó para impulsar a nuestro país, ha visitado Estados Unidos en cinco ocasiones mayormente para hablar de temas comerciales por el T-MEC, pero también para hablar de temas de migración y seguridad.
Durante su participación en la presidencia rotativa de México en el Consejo de Seguridad de la ONU enfocó su discurso en proponer un Plan Mundial de Fraternidad y bienestar para apoyar a las personas más pobres del mundo, un discurso equivocado en el lugar equivocado.
Realizó una gira por Centroamérica y el Caribe en donde visitó Belice, Cuba, Guatemala, El Salvador y Honduras. Sin acuerdos o resultados, pero eso sí, regresó con una condecoración cubana que después tuvo que corresponder, con lo que López Obrador condecoró a un dictador violador sistemático de derechos humanos con la máxima distinción a un Jefe de Estado extranjero, la orden mexicana del Águila Azteca.
Además, en América Latina no se consagró como el líder que marcaría la diferencia, pues tanto en sus visitas a Chile y Colombia su presencia no generó gran expectativa y de igual manera no hubo acuerdos o resultados, por el contrario, se comportó de manera infantil y se negó a entregar la presidencia por tempore de la Alianza del Pacífico a Perú, por considerar que su amigo Pedro Castillo, quien pretendía dar un golpe de Estado o huir a México, se encuentre preso.
Del resto del mundo hemos escuchado poco, nada sobre la modernización del Acuerdo Global con la Unión Europea, muchas peleas con España, un acercamiento con China, pero nada con Corea del Sur o Japón.
De igual manera, hemos sido testigos de “una ausencia de posturas serias sobre temas de relevancia internacional como la invasión de Rusia a Ucrania o los atentados terroristas de Hamás a Israel”, señaló la diputada blanquiazul.
La política exterior de este gobierno tiene dos momentos que pasarán a la historia mexicana como un sexenio perdido, pues “durante la primera parte del gobierno morenista la política exterior sirvió como plataforma para un Canciller que soñaba con ser candidato y actualmente ha quedado subordinada a posturas dudosas con regímenes antidemocráticos”, finalizó la también vicepresidenta de la Internacional Demócrata de Centro.