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INE se declara “listo” para el Segundo Debate Presidencial con cambios en el formato

Afirman una mayor flexibilidad en el debate

Por Félix Muñiz

El Instituto Nacional Electoral (INE) ha anunciado su preparación para el Segundo Debate Presidencial, titulado “El desarrollo de México”.

Sin embargo, detrás del optimismo expresado por las autoridades electorales, se ocultan decisiones cuestionables que podrían impactar la transparencia y la calidad del ejercicio democrático.

La Consejera Electoral Carla Humphrey Jordán, quien encabeza la Comisión Temporal de Debates (CTD), junto con otros consejeros, informó sobre supuestas modificaciones al formato del debate, incluyendo la asignación de un cronómetro para cada candidatura.

Sin embargo, estas supuestas mejoras no abordan los problemas fundamentales de los debates anteriores, como la falta de profundidad en los temas tratados y la ausencia de mecanismos efectivos para garantizar un intercambio equitativo entre los participantes.

Humphrey Jordán detalló que el debate se dividirá en cuatro bloques temáticos: Crecimiento económico, empleo e inflación; Infraestructura y desarrollo; Pobreza y desigualdad; y Cambio climático y desarrollo sustentable. Aunque se mencionaron aspectos técnicos para evitar distracciones, como la disposición de pantallas y una plataforma para igualar la altura de las cámaras dirigidas a cada candidatura, no se abordaron preocupaciones clave, como la necesidad de incluir a las candidaturas independientes en igualdad de condiciones.

El Consejero Martín Faz Mora destacó una presunta “mayor flexibilidad” en el debate, pero esta afirmación carece de sustento si no se abordan los problemas estructurales del formato. Además, la afirmación de que se han cumplido las solicitudes de las representaciones de las candidaturas parece más una estrategia de relaciones públicas que un verdadero compromiso con la equidad y la transparencia.

A pesar de los intentos de presentar una imagen de “planeación rigurosa”, el INE ha dejado muchos cabos sueltos en la organización del debate. Por ejemplo, no se ha aclarado cómo se abordarán las preguntas videograbadas de la ciudadanía, ni cómo se garantizará que las respuestas de los candidatos sean pertinentes y claras.

Además, la decisión de transmitir el debate en YouTube en lenguas indígenas y en Lengua de Señas Mexicana es loable, pero ¿se han tomado medidas para asegurar que estas transmisiones sean accesibles para todos los ciudadanos? ¿O es solo un gesto superficial para apaciguar las críticas?

En conclusión, el Segundo Debate Presidencial parece ser más un ejercicio de relaciones públicas que un verdadero esfuerzo por fomentar el diálogo y la transparencia en el proceso electoral. Si el INE realmente quiere garantizar un debate justo y equitativo, debe abordar las deficiencias del formato actual y comprometerse con la inclusión de todas las voces políticas en el proceso democrático.

 

 

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